Uno de los factores que más afecta el presupuesto de una obra es el desperdicio de materiales de construcción. Con mecanismos de control simples se pueden optimizar la totalidad de recursos involucrados en la obra y lograr disminuir las pérdidas. 


Cuando hablamos de desperdicio de materiales de construcción, lo primero que llega a nuestra mente son los escombros.

Sin embargo, también incluye talento humano, recursos económicos, tiempo y trabajo, que afectan las ganancias del proyecto, la productividad y el medio ambiente.

¿Cómo disminuir el desperdicio de materiales de la construcción?, ¿Qué porcentaje de desperdicio debemos calcular?, ¿Es el mismo para todos los materiales?, ¿Cómo lograr un efectivo control y seguimiento de los materiales requeridos? 

Estas son algunas de las preguntas que surgen al momento de planear una obra de construcción.

Por eso es importante tener en cuenta 4 aspectos para evitar el desperdicio de materiales requeridos para la construcción, sin importar el tamaño del proyecto.

El presupuesto para una obra es limitado y fallas en cualquiera de estos aspectos pueden poner en riesgo su culminación satisfactoria.

1. Calcular la cantidad de material requerido de acuerdo con las especificaciones de la obra

Para una estimación realista, con mínimos márgenes de desperdicio de materiales, es fundamental involucrar en la planeación a todas las áreas operativas que trabajarán en la construcción.

Un buen constructor debe demostrar su experiencia y habilidades calculando con precisión la cantidad y precios de los materiales de construcción.

Además es importante que haga un permanente control para ajustarse al presupuesto durante todas las fases de la obra.

La calidad de los insumos debe tenerse en cuenta, ya que los que no la cumplen pueden favorecer temporalmente los costos, pero suelen ser causa de errores y retrabajos que afectan los márgenes.

Un buen trabajo en los anteriores aspectos permitirá ahorrar costos, ser más competitivo dentro del mercado y atraer un mayor número de clientes.

Este ejercicio debe contemplar el método de construcción que se va a usar, ya que esto hará variar los elementos requeridos.

La construcción húmeda, que utiliza conglomerados como hormigón, morteros y en general preparaciones que requieren grandes cantidades de agua, genera mayores costos por tiempos, mano de obra y materiales.

La construcción en seco, como su nombre lo indica, no requiere el uso de agua y se basa en la unión entre piezas (láminas de diferentes materiales, perfilería de acero galvanizado) por medio de elementos mecánicos o masillas preparadas.

Esto conlleva menores costos en mano de obra y tiempos (este tipo de construcción es la que menor índice de desperdicio tiene).

Para realizar estos cálculos de manera precisa es fundamental conocer los rendimientos de cada producto.

Quienes hacen la planeación deben evaluar las condiciones técnicas de cada uno de ellos (incluso las variaciones por marca en un mismo material).

En la actualidad se han desarrollado desde sencillas planillas de cálculo hasta softwares que permiten estimar de una forma más precisa los requerimientos de material de acuerdo con las superficies o áreas del proyecto.

2. Establecer mecanismos de control de materiales para minimizar el desperdicio en la construcción

Lo primero que debe hacerse es programar la compra de los materiales de acuerdo con la planeación de ejecución de obra.

Posteriormente se documentará su ingreso al inventario del almacén de materiales de construcción.

Parte fundamental del almacenamiento es asegurar condiciones ambientales óptimas para la preservación del material.

La humedad del ambiente, la luz solar, la temperatura y la disposición en áreas no adecuadas son parte de las causas de avería del material.

Hay material que se descarga en el sitio, como bloques de ladrillo, arena, grava, piedra, que no va a una bodega pero que requiere estar en el inventario y controlar su uso y disposición. Esto minimizará las pérdidas por despilfarro o vandalismo.

No es infrecuente que muchos constructores deban asumir la pérdida de herramientas y materiales por inadecuada o nula supervisión.

Por esto es fundamental que dentro del recurso humano se designe una persona a cargo de los sistemas o mecanismos de control de utilización e inventario de material.

Al combinar una estimación racional de porcentajes de desperdicio con estrictos mecanismos de control, se logra una mayor eficiencia y reducción de costos con la subsecuente mejora de la rentabilidad del proyecto.

Otra forma de desperdicio es cambiar las especificaciones o usos aprobados de los materiales.

Cuando no hay una adecuada planeación de las necesidades de material para un determinado periodo de trabajo, se producen faltantes que, en aras de no perjudicar el tiempo, son reemplazados por similares de mayor valor.

Por ejemplo, el uso de cemento para hacer concreto o uso de mayores cantidades de materiales de baja calidad, como la fabricación de losas de mayor espesor que el determinado en los planos.

3. Tener claro el rango de desperdicio estándar para los materiales de construcción más relevantes

Una investigación de campo realizada en construcciones pequeñas en Brasil arrojó resultados sorprendentes en cuanto a desperdicio de material en comparación con los protocolos estándar:

Acero: un estimado normal ronda el 15% de desperdicio; sin embargo, en esta investigación el rango de desperdicio estuvo entre un 7% y un 27%, debido principalmente a falta de procedimientos estandarizados de corte.

Concreto: de acuerdo con los parámetros establecidos, el desperdicio de concreto se estima en un 5%.

Sin embargo, el estudio arrojó cifras hasta de 25%, que puede deberse a aumentos no planeados de espesor en las losas.

Cemento: se observaron sorprendentes desperdicios, principalmente en el uso del cemento en aplanados y en la elaboración de morteros para construcción de muros.

El desperdicio estimado por protocolo ronda el 9% y en las observaciones se presentaron rangos entre un 30 a 150%.

Las diferencias de espesor en muros y aplanados son los responsables de este monumental desperdicio.

Mortero: similar desperdicio al cemento, con rangos entre un 40% y 150% en campo, mientras que el protocolo estima no más de 15%.

Arena: por sus características y las condiciones de su disposición en obra, la arena es de los materiales susceptibles a mayores porcentajes de desperdicio, con cifras en campo que van de un 20 a 110%, frente a un estimado por protocolo de 15%.

4. Conocer y fortalecer las habilidades de los trabajadores

El contratar personal sin la experiencia suficiente es una de las principales causas de errores y retrabajos.

Esto, a la postre, se constituye en un desperdicio de tiempo y aumento de costos de obra, con el riesgo de superar tiempos estimados. ¡El tiempo es dinero!

No tener en cuenta las habilidades de los trabajadores es limitar el aporte que pueden hacer de experiencia, conocimiento y creatividad en la realización de labores con requerimientos técnicos.

Esto afecta la fluídez de los procesos y la solución rápida de los posibles inconvenientes que puedan presentarse.

Es, por lo tanto, fundamental verificar el tipo de habilidades que tiene el personal de la obra para la asignación de trabajos y responsabilidades.

Así mismo, se deben aplicar procedimientos y normas para la ejecución de los trabajos que requieren más pericia, como tablas para mezcla de aditivos o rendimientos esperados en los materiales por unidad de superficie.